¿QUIÉNES SOMOS?
Somos una iglesia independiente y no denominacional fundada aquí en Burgos, en 2005.
Afirmamos que el Espíritu Santo es imprescindible en la iglesia, así como también lo es tener una buena base de comprensión doctrinal firme que no se tambalea con los sentimientos ni las luchas del día a día.
Nos caracteriza una predicación constante y prioritaria sobre el NUEVO PACTO DE GRACIA, la SALVACIÓN SOLO POR LA FE (asegurada para siempre) y una enseñanza a caminar GUIADOS POR EL ESPÍRITU SANTO, en LIBERTAD y nunca en condenación. Predicamos la vida victoriosa en el Espíritu, el poder de Su Nombre y de Su Sangre. Predicamos y recibimos sanidades y milagros, así como los dones del Espíritu Santo -que tan necesarios son para el buen funcionamiento de cualquier iglesia.
Estamos juntos aprendiendo a vivir disfrutando de todo aquello que Jesús nos dejó como herencia. Como testimonio general, podemos decir que hemos comprendido quiénes somos en Cristo. Ya no estamos "intentando" llegar a ser aceptados. Hemos comprendido que los que hemos nacido de nuevo siempre lo somos.
En cuanto a la estructura, somos una iglesia que reconoce el SACERDOCIO UNIVERSAL DE LOS CREYENTES, sabiendo que todo creyente tiene acceso directo al Padre (sin necesidad de intermediarios) y es enseñado por el Espíritu Santo, y por eso no tenemos una estructura de liderazgo piramidal ni de relaciones basadas en discipulado formal. Huimos de los "títulos". Preferimos una amistad abierta entre los miembros y un compartir que fluye de manera natural, cada uno caminando y aprendiendo a su propio ritmo. Hemos huido también de las "imposiciones" a los miembros, y de los "planes" y "estrategias" que tienen como objetivo hacer crecer una iglesia en número.
Dicho eso, también reconocemos los dones, ministerios y la unción que Dios reparte de manera diferente y personal entre los miembros de su cuerpo, y en nuestro caso tenemos al pastor Antonio Fernández y su esposa Soledad Vicente pastoreando esta congregación. Ellos llegaron desde Madrid a Burgos en los años noventa, sabiendo que tenían que venir a Burgos porque Dios así se lo pidió. Llegaron con sus nueve hijos y se asentaron en Burgos. Durante más de una década se integraron en una iglesia evangélica ya existente, pero en 2004 esa iglesia experimentó una crisis profunda y ellos entendieron entonces que tenían que dar otro paso de obediencia y comenzar a pastorear una congregación. En ese momento la congregación sólo se componía de cinco adultos, dos jóvenes y dos niños.
Seguramente porque Antonio y Soledad tienen una familia tan grande y saben lo importante que es dedicarse a ella, como iglesia nos negamos a cargar a los miembros con actividades de iglesia y obligaciones. Creemos que un paseo en familia puede ser más beneficiosa para la familia que una actividad de iglesia. Además, entendemos que centrar la vida en actividades de iglesia crea una burbuja que nos aleja y aísla de nuestro llamado de ser luz en este mundo.

Foto: Antonio Fernández y Soledad Vicente